El papel de la histamina en la alergia

¿Qué es la alergia?

La alergia es una reacción de hipersensibilidad ante antígenos. Los antígenos (alérgenos) son proteínas que suelen ser inocuas para la mayoría de la población, por ejemplo, la APLV es una alergia a la proteína de la leche de vaca, que por lo general no debería generar una respuesta inmunitaria.

Lo que sucede en la alergia es que las células del sistema inmunitario entran en contacto con el antígeno y al reconocerlo como un potencial peligro, estas se activan en sentido de protección y secretan mediadores de la inflamación para pedir refuerzos.

Los mediadores de la inflamación pueden actuar como factores pro inflamatorios o como mediadores para reestablecer el equilibrio después de lesiones o procesos inflamatorios.

¿Qué es y qué papel juega la histamina en la alergia?

La histamina es uno de esos mediadores de la inflamación. Es una amina vaso activa, es decir, una molécula que se encarga de ensanchar (vasodilatación) o estrechar (vasoconstricción) los vasos sanguíneos.

La función de la histamina en relación al antígeno es expulsarlo, ya que el sistema inmune lo reconoce como un cuerpo extraño y un potencial peligro.

A su vez, la histamina actúa como neurotransmisor en el sistema nervioso. Es decir, es un mensajero químico que permite que las neuronas se comuniquen entre ellas y a su vez con los tejidos. Esas señales pueden ser excitantes o inhibidoras.

Por tanto, la presencia anormalmente elevada de histamina propicia un aumento del riego sanguíneo, vasoconstricción e inflamación, originando así los síntomas de alergia: rinitis, tos, erupciones, picor, inflamación…etc.

Las Histamina puede generarse de forma endógena o exógena cuando ingerimos alimentos procedentes de otros seres vivos. Por tanto, hay múltiples factores implicados en el flujo de los niveles de histamina en nuestro organismo además de los fisiológicos relacionados con el contacto con antígenos, por ejemplo, el tipo de dieta, la toma de algunos fármacos o el estrés crónico, entre otros.

En caso de tener un diagnóstico de alergia, revisar los hábitos de vida para asegurarse de que estos favorecen que los niveles de histamina se mantengan estables, será de vital importancia.

En nuestro organismo, la histamina se sintetiza y almacena en las células mastocitos y basófilos del sistema inmunológico. Y su liberación está mediada por receptores que inhiben o activan la respuesta inmunitaria.  

Es decir, que cuando el receptor de esas células del sistema inmune entra en contacto con el antígeno, las células se activan, los anticuerpos IgE (que se encuentran en la membrana de la célula inmunitaria) reconocen el antígeno y se libera histamina para desencadenar una respuesta inflamatoria cuyo objetivo fisiológico es proteger el equilibrio del cuerpo.

Aquellas situaciones en las que se manifiestan signos de histamina elevada y con parámetros superiores a 65 ng/ml en sangre, pero en los que no haya implicación del sistema inmune y sus anticuerpos, no se denomina alergia, sino histaminosis.

¿Cómo se degrada la histamina?

Como ya habremos deducido llegados a este punto, la histamina es una molécula de gran importancia para la homeostasis de nuestro organismo, e igual de relevante es que sus niveles estén equilibrados.  Es por ello que el propio organismo tiene estrategias de degradación de histamina mediadas por la enzima DAO (Diamino – Oxidasa). La DAO es sintetizada por los enterocitos intestinales maduros (células del epitelio intestinal), se libera de la mucosa intestinal durante la digestión y va a parar al torrente sanguíneo.

Esta enzima está presente en múltiples tejidos del cuerpo, como el hígado, la mucosa intestinal o las células de la sangre, y por tanto, cuando hay poca actividad de la enzima Diamino – Oxidasa (DAO), puede conllevar un problema de acumulación de histamina que dará lugar a signos que en algunos casos pueden interpretarse como síntomas de alergia, como por ejemplo:

Secreción nasal, estornudos, ojos llorosos, urticaria, diarrea o estreñimiento, dolor de cabeza, sofocos, ronchas, eczemas, arritmias (latido irregular del corazón), presión arterial baja debido a la vasodilatación, hinchazón, sibilancia, niebla mental, mareos, fatiga crónica… etc.

Una mucosa intestinal dañada por diversas enfermedades o la toma de medicamentos pueden reducir la actividad de la DAO.

Sin embargo, el déficit de la enzima DAO no es el único factor por el cual podemos presentar una elevación de la histamina en sangre.  Es decir, puede que al revisar los valores de la enzima DAO en una analítica estos se muestren en parámetros normales, y sin embargo el problema de histamina persista.

Otros mecanismos fisiológicos relacionados con los niveles de histamina en sangre:

Como mencionaba anteriormente, las neuronas tienen una implicación directa en la liberación de histamina, por lo que los estímulos externos y la gestión del estrés serán claves para mantener el equilibrio.

-También es importante hacer alusión al papel que juega el hígado en la metabolización de esta amina. En caso de que exista alguna malformación genética en el hígado o una situación de saturación hepática por exceso de trabajo de eliminación de sustancias, hormonas o toxinas, es muy probable que este órgano multitarea no sea capaz de metabolizar esta amina y eso propicie que la histamina traspase el epitelio intestinal, llegue al torrente sanguíneo y se acumule en los tejidos.

– El síndrome de activación mastocitaria es una desregulación de los mastocitos (células del sistema inmunitario), en la que la cantidad de mastocitos es normales, pero propicia que estas células liberen sus mediadores (histamina y otros) con mayor facilidad ante múltiples estímulos, como pueden ser el calor, el estrés, la dieta, algunos fármacos, picaduras de insectos…etc.

–La mastocitosis, enfermedad hematológica caracterizada por la producción masiva y anormal de mastocitos alterados también interfiere en los niveles de histamina, ya que estas células liberan esta amina y otros mediadores con mayor facilidad.

-La disbiosis intestinal puede favorecer la acumulación de dicha amina y contribuir a  la proliferación de la inflamación y permeabilidad intestinal, que a su vez propiciarán un déficit de la enzima DAO.
Los estudios identifican bacterias productoras de histamina (Bifidobacterium pseudocatenulatum, Proteus mirabillis, Enterococcus faecalis, Escherichia coli, Lactobacillus gasseri y Morganella morganii) y bacterias que son capaces de degradarla (Klebsiella pneumoniae), por lo que el desequilibrio entre ellas propiciarán altos niveles de histamina en sangre.

Tratamiento y recomendaciones:

Hay múltiples procesos que nos pueden ayudar a equilibrar los niveles de histamina en el organismo, ya sea regulando la respuesta inmunológica (en caso de alergia) o mejorando su metabolización.

Para ello, debemos acompañarnos siempre por profesionales de la salud integrativa que basen su metodología en encontrar el origen que está propiciando el trastorno de histamina, valorando las particularidades del caso,  la historia de vida del paciente y los hábitos y el historial clínico.

·  Dado que la histamina está presente en múltiples los alimentos de nuestra ingesta cotidiana y en algunos casos en dosis elevadas, las dietas bajas en histamina pueden ser una herramienta puntual siempre y cuando se realicen sujetas a la pauta y supervisión de un dietista o nutricionista y durante un tiempo determinado no superior a 2-3 meses. Se trata de una dieta muy restrictiva que puede propiciar la ausencia de algunos nutrientes esenciales, con la repercusión desfavorable que eso conlleva para el correcto funcionamiento del organismo. Recomendaciones dietéticas aquí.

· Algunos tratamientos farmacológicos mantenidos en el tiempo también pueden ocasionar alteraciones en los niveles de histamina, en caso de identificar los síntomas descritos y reconocer una relación de causa-efecto con algún tratamiento farmacológicos, consultar la situación con el facultativo que haya pre-escrito el fármaco.

· Los tóxicos están presentes en nuestra rutina y, como se mencionaba anteriormente, tienen un impacto muy desfavorable en las funciones hepáticas que garantizan la metabolización de la histamina, por lo que, eliminar el contacto con cualquier toxina que esté presente de forma reiterada en nuestros hábitos del día a día será muy beneficioso. Algunos ejemplos:

– Priorizar el consumo de alimentos ecológicos
– Eliminar el menaje de aluminio, cobre, plástico o con recubrimiento de teflón. Recomendaciones de menaje aquí.
– Reducir el uso del papel de aluminio, film transparente o papel de horno blanqueado
– Elegir productos de limpieza orgánicos
– Cambiar los perfumes por aromas naturales como los aceites esenciales
– Filtrar el agua de consumo diario (puede contener micro plásticos, metales pesados y otras sustancias nocivas…
-… etc.

· La gestión emocional y del estrés es clave para regular los niveles de histamina, ya que este último propicia la liberación de histamina de forma endógena y  favorece su acumulación, y a su vez, un manejo inadecuado de las emociones se relaciona con la disbiosis intestinal, que será el caldo de cultivo idóneo para  una mayor liberación de histamina.

A lo largo de este artículo hemos visto que la histamina tiene un papel protagonista en la manifestación y desarrollo de la alergia, y pese a que hay muchos factores fisiológicos implicados en los que no podemos participar, sí que es posible hacer algunas mejoras en los hábitos y conductas rutinarias que favorezcan la regulación de los niveles de histamina en sangre, por lo que tenemos una parte importante de responsabilidad en el cómputo final.